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La filosofía en la primera novela de David Foster Wallace

Winston Manrique Sabogal 09/01/2013

"Hay un sólido andamiaje filosófico sustentando la propuesta narrativa; un eco de la pasión del autor por las matemáticas; un anhelo por arrastrar al lector por sendas narrativas que no se habían explorado nunca; una asombrosa diversidad de registros y un brillantísimo dominio del lenguaje; afán por experimentar y algún fallo entre los destellos de genio, pero sobre todo humor e inteligencia". Con estas palabras describe y define el escritor español Eduardo Lago la primera novela que escribiera David Foster Wallace (1962-2008): La escoba del sistema. Una obra que, aunque publicada en Estados Unidos en 1987, no se había editado en España y que la editorial Pálido fuego llevará a las librerías este 21 de enero. Por lo pronto, te avanzamos uno de los capítulos del debut literario de uno de los autores estadounidenses más aplaudidos por la crítica en las dos últimas décadas. Lee aquí un capítulo de 'LA ESCOBA DEL SISTEMA'


La escoba del sistema relata el rosario de desventuras que encadena Lenore, entre ellas la desaparición de su bisabuela y 25 personas más de la residencia de ancianos. Esta novela es la precursora de la obra más famosa de David Foster Wallace: La broma infinita (1996). Novelista, cuentista y ensayista, a DFW se le ha considerado como uno de los escritores estadounidenses más innovadores e influyentes de entre los siglos XX y XXI. Y, según Eduardo Lago, "el mejor cronista del malestar de la sociedad norteamericana". Estudiado por escritores y críticos, aunque también sobrevalorado, según otros, lo cierto es que su literatura mira de otra manera la realidad, y obliga a hacerlo así, entre el descaro, el humor y lo estrambótico; desde una especie de periferia donde lindan la narración clásica reconvertida en vanguardia y exploración punzante que engulle diversas formas estéticas.

Para Baslio Baltasar, "DFW ha muerto y vive lejos de aquí. El suicidio resuelve y desbarata el enigma del destino. Cuando un autor nos deja después de una 'larga y penosa enfermedad' podemos lamentarlo con enojo, pero cuando David Foster Wallace se ahorcó sus obras dejaron de ser divertidas y brillantes y su talento ya no pudo ser admirable. En su corta y elocuente vida intuimos la sombrade las pesadillas amargas. Si un novelista decide largarse con viento fresco colgado de una soga, sus lectores se quedan en una posición muy incómoda. ¿Por qué me gustan tanto sus obras? ¿Tanto gozo me causa leerlo? La ácida sagacidad de DFW resultó ser una mirada verdadera y penetrante. No hubo impostura. No era una pose. Resulta que el humor de ese tío adornaba al extraño y desolado miedo de su país. Es probable que muchos de sus lectores, en lugar de liberarse, sientan el contagio de ese miedo cerval. Pues lo que hay de histérico en el dolor de vivir no es una broma".

Leia aqui um capítulo de La escoba del sistema, de David Foster Wallace.