Página da Biblioteca Sigmund Freud
LA IDENTIFICACIÓN
JACQUES LACAN
Clase 20. del 16 de
Mayo de 1962
Justifico la necesidad de
esta elucubración de la superficie, es evidente que lo que les doy
es resultado de una reflexión. No han olvidado que la noción
de superficie en topología no va de suyo y no está dada como
una intuición.
¿Cómo abordar
esta noción? A partir de lo que, en lo real la introduce, es decir
lo que mostrarla que el espacio no es esta extensión abierta y despreciable
como pensaba Bergson. El espacio no es tan vacío como él creía,
encierra muchos misterios,
Plantéemos de entrada
algunos términos.
Es cierto que una primer cosa
esencial en la noción de superficie es la de cara (face)
si habría dos caras o dos lados. Esto va de suyo si, esta superficie,
la sumergimos en el espacio. Pero para apropiarnos lo que puede para nosotros
tomar la noción de superficie, es necesario que sepamos lo que
nos entrega por sus solas dimensiones. Ver lo que ella puede librarnos en
tanto superficie que divide el espacio por sus únicas dimensiones nos
sugiere reconstruir el espacio de otro modo que el que creíamos tener
por la intuición. En otros términos, les propongo considerar
como más evidente (captura imaginaria), más simple, más
seguro (ligado a la acción), más estructural partir
de la superficie para definir el espacio -del que sostengo estamos muy poco
asegurados digamos más bien definir el lugar, que partir del lugar
para definir la superficie.
Cf. el lugar en filosofía.
El lugar del Otro tiene
ya su lugar en nuestro seminario.
Para definir la cara de una
superficie no basta decir que está de un lado y del otro, tanto más
cuanto que eso no tiene nada de satisfactorio, y si algo nos da el vértigo
pascaliano, es esas dos regiones en las que el plano infinito dividiría
todo el espacio.
¿Cómo definir
esta noción de lado? Es el campo donde puede extenderse una linea,
un camino, sin tener que encontrar un borde. Pero hay superficies sin borde:
el plano al infinito, la esfera, el toro y muchos otros que se reducen prácticamente
a uno solo: el cross-cap o mitra o gorro dibujado al lado (1).
El cross-cap en los libros eruditos es esto: cortado para poder insertarse
sobre otra superficie (2)
Esas tres superficies cerradas
elementales a la composición de las cuales todas las otras superficies
cerradas pueden reducirse.
Llamaré sin embargo
cross-cap a la figura (1). Su verdadero nombre es el plano proyectivo
de la teoría de las superficies de Riemann cuyo plano está en
la base. Hace intervenir al menos la cuarta dimensión.
Ya la tercera dimensión,
para nosotros, psicólogos de la profundidades, hace bastante problema
para que la consideremos como poco asegurada. Sin embargo en esta simple figura,
el cross-cap,. la cuarta está implicada necesariamente.
El nudo elemental hecho el
otro día con una cuerda, presentifica ya la cuarta dimensión..
No hay teoría topológica válida sin que hagamos intervenir
algo que nos lleva a la cuarta dimensión.
Si ustedes quieren intentar
reproducir ese nudo usando el toro, siguiendo las vueltas y rodeos que pueden
hacer en la superficie de un toro, podrían después de muchas
vueltas volver sobre una linea que se anilla como el nudo de arriba. No pueden
hacerlo sin que la línea se corte a sí misma; como sobre la
superficie del toro ustedes no podrán marcar que la línea pasa
por encima o por debajo, no hay medio de hacer ese nudo sobre toro. Es por
el contrario, perfectamente factible sobre el cross-cap.
Si esta superficie implica
la presencia de la cuarta dimensión, es un comienzo de pruebas que
el más simple nudo implique la cuarta dimensión. Esta superficie,
el cross-cap, voy a decirles como lo pueden imaginar. Esto no impondrá
su necesidad por ahí mismo, para nosotros, conducida. Ella no está
sin relación con el toro, tiene incluso con el toro la relación
más profunda. El modo más simple de darles esta relación
es recordarles como está construido un toro cuando se lo descompone
bajo una forma poliédrica, es decir llevándolo a su polígono
fundamental. Este polígono fundamental es un cuadrilátero. Si
a ese cuadrilátero lo pliegan sobre sí mismo, tendrán
un tubo uniendo los bordes.
Si se vectorizan esos bordes
conviniendo que no puedan ser pegados uno al otro sino los vectores que van
en el mismo sentido, aplicándose el comienzo de un vector al punto
donde termina el otro vector, -desde entonces se tienen todas las coordenadas
para definir la estructura del toro.
Si hacen una superficie cuyo
polígono fundamental está así definido por vectores todos
en el mismo sentido sobre el cuadrilátero de base, si parten de un
polígono así definido, eso haría dos bordes o incluso
uno sólo, obtienen lo que les materializo como mitra.
Volveré sobre su función
de simbolización de algo y eso será más claro cuando
ese nombre sirva de soporte.
El corte con su pinta de mandíbula,
eso no es lo que ustedes creen. Esto es una línea de penetración
gracias a la cual lo que está antes...
Por debajo es una semiesfera,
arriba la pared de adelante pasa por penetración en el tabique opuesto
y vuelve por delante.
¿Porqué ésta
forma y no otra? Su polígono fundamental es distinto que el del toro.
Un polígono cuyos bordes está marcados por vectores de la misma
dirección, y distinto que el del toro, que parte de un punto para ir
al punto opuesto, ¿qué se obtiene como superficie?
Desde ahora se desprenden
puntos problemáticos de esas superficies. Los he introducido en las
superficies sin borde a propósito de la cara. Si no hay borde, ¿cómo
definir la cara? Y si nos prohibimos tanto como sea posible sumergir demasiado
pronto nuestro modelo en la tercera dimensión, ahí donde no
hay borde estaremos asegurados de que hay un interior y un exterior. Es lo
que sugiere esta superficie sin borde por excelencia que es la esfera. Quiero
alejarlos de esta intuición indecisa: está lo que está
dentro y lo que está afuera.
Por tanto para las otras superficies,
esta noción de interior y exterior se sustrae. Para el plano infinito
no basta, Para el toro, la intuición se sostiene en apariencia suficientemente
porque está el interior de una cámara de aire y el exterior.
Sin embargo lo que ocurre en el campo por donde este espacio exterior atraviesa
el toro, es decir el agujero central, está ahí el nervio topológico
de lo que ha constituido el interés del toro, y donde la relación
del interior y el exterior se ilustra con algo que puede tocarnos.
Observen que hasta Freud la
anatomía tradicional, un tanto sea poco Wissenschaft con Paracelso
y Aristóteles, ha siempre tomado cuenta, entre los orificios del cuerpo
los órganos de los sentidos como verdaderos orificios.
La teoría psicoanalítica
en tanto estructurada por la función de la libido ha hecho una elección
bien estrecha entre los orificios y no nos habla de los orificios sensoriales
como orificios sino por llevarlos al significante de los orificios de entrada
elegidos. Cuando se hace de la escoptofilia una escoptofagia
se dice que la identificación escoptofílica es una identiticación
oral, como lo hace Fenichel.
El privilegio de los orificios
oral, anal y genital, nos retiene en esto, que no son verdaderamente los orificios
que dan sobre el interior del cuerpo: el tubo digestivo no es más que
una travesía, está abierto sobre el exterior. El verdadero interior
es el interior mesodérmico y los orificios que ahí introducen
existen bajo la forma de los ojos o las orejas, de la que jamás la
teoría psicoanalítica hace mención como tal, excepto
sobre la portada de la revista La Psychanalyse. Es el verdadero alcance
dado al agujero central del toro; aún cuando no sea un verdadero interior
eso nos sugiere algo del orden del pasaje del interior al exterior.
Esto nos da la idea que viene
a la inspección de esta superficie cerrada, el cross-cap.
Supongan algo infinitamente
plano que se desplace sobre esta superficie pasando del exterior 1 de la superficie
cerrada al interior 2 para seguir más lejos en el interior 3 de la
línea de penetración donde resurgirá al exterior 4 (de
espalda). Esto muestra la dificultad de la definición de la distinción
exterior-interior aún cuando se trata de una superficie cerrada, de
una superficie sin bordes. No he hecho sino abrir la cuestión para
mostrarles que lo importante en esta figura es que esta línea de penetración
debe ser considerada por ustedes como nula e inexistente (non avenue). No
se la puede materializar en el pizarrón sin hacer intervenir esta
línea de penetración, pues la intuición espacial ordinaria
exige que se la muestre, pero la especulación no la tiene en cuenta.
Se puede hacer deslizar esta línea de penetración indefinidamente.
No hay nada del orden de una costura. No hay pasaje posible. A causa de esto
el problema del interior y el exterior es planteado en toda su confusión.
Hay dos órdenes de
consideración en cuento a la superficie: métrica y topológica.
Hay que renunciar a toda consideración métrica: en efecto a
partir de ese cuadrado podría dar toda la superficie. Desde un punto
de vista topológico, ésta no tiene ningún sentido. Topológicamente
la naturaleza de las relaciones estructurales que constituyen la superficie
está presente en cada puntos la cara interna se confunde con la cara
exterior para cada uno de sus puntos y de sus propiedades.
Para marcar el interés
de esto vamos a evocar una cuestión aún nunca planteada que
se refiere al significante: un significante, ¿no tiene siempre por
lugar una superficie? Puede parecer una cuestión extraña. Pero
tiene al menos el interés, si es planteada, de sugerir una dimensión.
En en primer abordaje el gráfico como tal exige una superficie, si
es verdad que puede plantearse la objeción de que una piedra levantada,
una columna griega, es un significante, y que tiene un volumen, no estén
tan seguros de poder introducir la noción de volumen antes de tener
bien asegurada la noción de superficie. Sobre todo si, poniendo las
cosas a prueba, la noción de volumen no es aprehensible de otra manera
que a partir de la envoltura. Ninguna piedra levantada nos ha interesado por
otra cosa, no diría que por su envoltura -sería ir a un sofisma-
sino por lo que ella envuelve.
Antes de ser volúmenes,
la arquitectura se ha hecho de movilizar, componer superficies en torno a
un vacío. Las piedras levantadas sirven pera hacer alineamientos o
mesas, hacer algo que sirve por el agujero que tienen alrededor.
Pues éste es el resto
con el que tenemos que vérnoslas. Si, atrapando la naturaleza de la
cara, partí de la superficie con bordes para hacerles notar que el
criterio desfallece en las superficies sin borde, si es posible mostrar una
superficie sin borde fundamental, donde la definición de la cara no
es forzada, en tanto la superficie sin borde no está hecha para permitir
resolver el problema del interior y el exterior, debemos tener en cuenta la
distinción de una superficie sin con una superficie con: esto tiene
la relación más estrecha con lo que nos interesa, a saber el
agujero que debemos hacer entrar positivamente como tal en la teoría
de las superficies.
No es un artificio verbal.
En la teoría combinatoria de la topología general toda superficie
triangulable, es decir componible de pequeños trozos triangulares que
ustedes pegan unos con otros, toro o cross-cap, puede reducirse por
medio de un polígono fundamental a una composición de la esfera
a la cual estarían adjuntos más o menos elementos tóricos,
elementos de cross-cap y elementos puros agujeros indispensables representados
por este vector anillado (bouclé) sobre sí mismo.
Un significante en su esencia
más radical no puede ser encarado sino como un corte> <
en una superficie, esos dos signos más grande: >,
y más pequeño: <, no imponiéndose
sino por su estructura de corte inscrita sobre algo donde siempre está
marcado, no sólo la continuidad de un plano sobre el cual la serie
se inscribirá, sino también la dirección vectorial donde
esto se reencontrará siempre? Porqué el significante en su encarnación
corporal; es decir vocal, se nos ha presentado siempre como por esencia discontinua?
No teníamos pues necesidad de la superficie: la discontinuidad lo
constituye. La interrupción en lo sucesivo forma parte de su estructura.
Esta dimensión temporal
del funcionamiento de la cadena significante que he articulado de entrada
como sucesión, tiene por consecuencia que la escansión introduce
un elemento de más que la división de la interrupción
modulatorias: introduce la precipitación que ya he insertado en tanto
que precipitación en lógica. Es un viejo trabajo: El Tiempo
lógico.
El paso que intento hacerles
franquear ha comenzado ya a ser trazado, es aquel donde se anuda la discontinuidad
con lo que es la esencia del significante, a saber la diferencia. Eso sobre
lo cual hemos hecho pivotear, hemos llevado sin pausa esta función
del significante, es para atraer vuestra atención sobre esto que, incluso
al repetir lo mismo, lo mismo por ser repetido se inscribe como distinto.
¿Dónde está la interpolación de una diferencia?
¿Reside solamente en el corte? -es aquí que la introducción
de la dimensión topológica más allá de la escansión
temporal nos interesa- ¿o en algo distinto que llamaremos la simple
posibilidad de ser diferente, la existencia de una batería diferencial
que constituye el significante y por la cual no podemos confundir sincronía
con simultaneidad en la raíz del fenómeno, sincronía
que hace que reaparezca lo mismo?
Es como distinto de lo que
repite que el significante reaparece, y lo que puede ser considerado como
distinguible es la interpolación de la diferencia en la medida en que
podemos plantear como fundamento de la función significante la identidad
del a y a, a saber que la diferencia reside en el corte, o en la posibilidad
sincrónica que constituye la diferencia significante. En todo caso
lo que repetimos no es diferente sino por poder ser inscrito.
No queda menos que la función
del corte nos importa en primer lugar en lo que puede ser escrito. Y es aquí
que la noción de superficie topológica debe ser introducida
en nuestro funcionamiento mental por que es sólo ahí que toma
su interés la función del corte.
La inscripción llevándonos
a la memoria es una objeción a refutar. La memoria que a nosotros,
analistas, nos interesa, debe ser distinguida de una memoria orgánica,
aquella que en la misma succión (de lo real) respondería por
el mismo modo para el organismo de defenderse que la que mantiene la homeostásis,
pues el organismo no reconoce lo mismo que se renueva en tanto diferente.
La memoria orgánica memori-za (meme-orise).
Nuestra memoria es otra cosa:
interviene en función del rasgo unario marcando la vez única
y tiene por soporte la inscripción. Entre el estimulo y la respuesta,
la inscripción, la impresión, debe ser concebida en términos
de imprenta gutembergiana. El esbozo de la teoría psicofísica
contra la cual nos rebelamos es siempre atomístico; es siempre en la
impresión en esquemas de superficie que esta psicofísica toma
su primer base. No basta decir que es insuficiente antes de haber encontrado
otra cosa.
Pues si es de gran interés
ver que la primer teoría de la vida relaciónal se inscribe
en términos interesantes que traducen solamente sin saberlo la estructura
misma del significante bajo las formas ocultas de los efectos distintos de
contigüidad y continuidad (asociacionismo), es bueno mostrar que lo que
estaba reconocido y desconocido como dimensión significante eran los
efectos del significante en la estructura del mundo idealista de la
que esta psicofísica no se ha desprendido jamás.
Inversamente lo que se ha
introducido por la Gestalt es insuficiente para
dar cuenta de lo que ocurre a nivel de los fenómenos vitales, en razón
de una ignorancia fundamental que se traduce por la rapidez con la
cosa tienen por ciertas coordenadas que todo contradice. La pretendida buena
forma de la circunferencia que el organismo se obstinarla sobre todos
los planos -subjetivos u objetivos- en buscar reproducir, es contraria a
toda observación de las formas orgánicas. Diría a los
gestaltistas que una oreja de burro se asemeja a una corneta (cornet),
a un aro, a una superficie de Moebius.
Una superficie de Moebius
es la ilustración más simple del cross-cap; se
fabrica con una banda de papel pegando las dos extremidades después
de haberla torsionado, de suerte que el ser infinitamente plano que ahí
se pasea puede seguirla sin franquear jamás ningún borde. Esto
muestra la ambigüedad de la noción de cara. Pues no basta decir
que es una superficie uni látera, de una sola cara, como algunos matemáticos
formulan. Otra cosa es la definición formal, no es menos cierto
que hay coalescencia para cada punto de dos caras y es eso lo que nos
interesa. Para nosotros que nos contentemos con decirla unilátera bajo
pretexto de que esas dos caras están por todos lados presentes, no
es menos cierto que podemos manifestar en cada punto el escándalo para
nuestra intuición de esa relación de las dos caras.
En efecto, en un plano, si
trazamos un círculo que gire en el sentido de las agujas del reloj,
del otro lado, por transparencia, la misma flecha gira en sentido contrario.
El ser infinitamente plano, el pequeño personaje sobre la superficie
de Moebius, si vehiculiza con él un círculo girando en torno
de él en el sentido de las agujas del reloj, ese círculo girará
siempre en el mismo sentido, si bien del otro lado de su punto de partida
lo que se inscribirá girará en sentido horario, es decir en
sentido opuesto a lo que ocurriría en una banda normal, sobre el planos
eso no está invertido.
Es por lo que se define a
esas superficies como no orientables, y por lo tanto no está menos
orientada. El deseo por no ser articulable, no podemos decir sin embargó
que no esté articulado. Pues sus pequeñas orejas en la banda
de Moebius, por no orientables que sean están más orientadas
que en una banda normal. Hagan un cinturón cónico. Denlo vuelta:
lo que estaba abierto abajo lo está arriba. Pero den vuelta la banda
de Moebius: tendrá siempre la misma forma. Pero cuando ustedes dan
vuelta el objeto tendrá siempre la joroba metida en la izquierda, hinchada
sobre la derecha; una superficie no orientable está entonces
mucho más orientada que una superficie orientable.
Algo va aún más
lejos y sorprende a los matemáticos que reenvían con una sonrisa
al lector a la experiencia, y es que, si en esta banda de Moebius con la ayuda
de tijeras ustedes trazan un corte a igual distancia de los puntos más
accesibles de los bordes (no tiene más que un sólo borde),
si ustedes hacen un círculo el corte se cierra, ustedes realizan un
circulo, un lazo, una curva cerrada de Jordán. Ahora, este corte, no
sólo deja la superficie entera, sino que transforma la superficie no
orientable en superficie orientable, es decir en una banda en la que, si
colorean uno de los lados, todo un lado quedará blanco, contrariamente
a lo que habría ocurrido sobre la superficie de Moebius entera: todo
habría sido coloreado sin que el pincel cambie de cara.
La simple intervención
del corte ha cambiado la estructura omnipresente de todos los puntos de la
superficie. Y si les pido me digan la diferencia entre el objeto anterior
al corte y éste, no hay medio de hacerlo, esto para introducir el interés
de la función del corte.
El polígono cuadrilátero
es originario del toro y del gorro. Si no he introducido nunca la verdadera
verbalización de esta forma
rombo, deseo, uniendo el $ al a en $
a, ese pequeño cuadrilátero debe leerse: el sujeto
en tanto marcado por el significante es propiamente, en el fantasma, corte
de a .
La próxima vez verán
cómo esto nos dará un soporte funcionante para articular la
cuestión: cómo lo que podemos definir, aislar a partir de la
Demanda como campo del deseo, en su lado inaprehensible, puede por cierta
torsión anudarse con lo que, tomado desde otro lado se define como
el campo del objeto a, cómo el deseo puede igualarse a a. Es
lo que he introducido y lo que les dará un modelo útil hasta
en nuestra práctica.